martes, 31 de marzo de 2009

Gordon Gekko


Cuando en 1987 Oliver Stone estrenó su película Wall Street, al único que le trajo réditos fue a Michael Douglas, que encarnaba el personaje del perfecto tiburón financiero Gordon Gekko, que tiene dos frases históricas para la historia del cine: "la avaricia, a falta de otra palabra mejor, es buena" o "el dinero nunca duerme".

Douglas fue galardonado con el Oscar a la mejor interpretación masculina, pero la película fue un fracaso comercial, además de ser acusada de maniquea, por ensalzar la figura del villano, por retratarla con demasiado pasión.

Pero lo que en realidad nos dejó Oliver Stone es la figura del perfecto broker desalmado, al que lo único que le importa es el beneficio y lo único que estorba son las personas.

Además, Stone reflejaba a la perfección la generación que accedía a los mercados a los finales de los ochenta, que lo único que buscaban era hacerse ricos antes de los cuarenta, tras trabajar en la Bolsa. Cierto es que este estereotipo sigue existiendo, aunque dudo que las aspiraciones de la generación cero (cero empleo, cero expectativas. Nuestra generación) se reconcozca en personajes como este, cuando a lo único que aspiran es a un contrato mileurista.

La película Wall Street necesita una revisión, es cierto que la primera vez que la vi no me gustó tanto, pero que pasados los años y tras una segunda revisión, es cierto que describe un ambiente y una calaña con precisión y crudeza.

La cinta no pasará a la Historia, pero sí su personaje principal, Gordon Gekko. Que tras esta crisis se transformará, pero no desaparecerá.

Me alegra saber que habrá una segunda parte

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