miércoles, 11 de marzo de 2009

Leyendo a Poe mientras te despiden


Me encontraba yo leyendo a Poe tranquilamente en los sillones de la oficina de mi antiguo trabajo, momentos antes de ser despedido en uno de los miles de curros cutres que recorren España, mientras reflexionaba sobre lo poético que resultaba esto.

Más tarde y con la carta de despido en mano, ya no me pareció tan patético sino más bien incomprensible. No ya el despido que me gane a pulso -donde por primera vez la empresa tenía el cien por cien de razón y que además era el primero de mi vida- sino más bien, me resultaba incomprensible el trato que sus contemporáneos daban a Edgar Allan Poe, por el desconcierto que sus relatos causaban y al que trataban como un autor de terror para niños.

Poe, que se recreaba en la angustia, en lo desagradable, en el misterio, en lo extraordinario, ha tenido que esperar más de un siglo para que su obra sea reconocida como esencial en la historia de la literatura.

Me pregunto yo cómo todavía hay gente que no venera a Poe, cómo no se ven reflejados en la inmensa angustia y terror que nos rodean, en la exaltación de nuestro lado oscuro, en las cosas extraordinarias que vemos cada día y que él perfectamente describe en su obra

Me pregunto cómo hay gente que trata de comprender el mundo donde vivimos sin sumergirse hasta mancharse en Poe.

Pero claro, él murió en Baltimore....

Continuará!!!!

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