Hay algo en Lost in La Mancha -el documental/making of sobre la adaptación cinematográfica del Quijote de Terry Gilliam sobre Don Quijote- que resulta genial.
Para empezar su protagonista, el propio Terry Gilliam, que como quien no quiere la cosa se enfrenta a una serie de inconvenientes que le hacen perder los papeles y que son muy cómicos porque son a cada cual más esperpéticos ("Por qué nadie me aviso que en este decorado sobrevolaban los aviones de la OTAN?)
La lesión de los actores, las agendas de estos, los inconvenientes metereológicos... un largo etcétera divertido, pero contra quien realmente lucha Terry Gilliam es contra sí mismo, contra su genialidad y su osadía de adaptar una obra maldita para el cine como es El Quijote. En el rodaje Gilliam aparece como el genio que es con anotaciones, comentarios y una despreocupación a la altura de los grandes soñadores.
Por eso Terry Gilliam no necesita adaptar El Quijote porque ya lo ha hecho, sin querer y en un documental en el que él mismo es reflejado como el verdadero Don Quijote, como el soñador que se estrella contra la realidad y fracasa, pero cuya ensoñación es su razón de ser
De verdad que no necesita volver de nuevo al proyecto, aunque tenga buena pinta, el documental es insuperable
Para empezar su protagonista, el propio Terry Gilliam, que como quien no quiere la cosa se enfrenta a una serie de inconvenientes que le hacen perder los papeles y que son muy cómicos porque son a cada cual más esperpéticos ("Por qué nadie me aviso que en este decorado sobrevolaban los aviones de la OTAN?)
La lesión de los actores, las agendas de estos, los inconvenientes metereológicos... un largo etcétera divertido, pero contra quien realmente lucha Terry Gilliam es contra sí mismo, contra su genialidad y su osadía de adaptar una obra maldita para el cine como es El Quijote. En el rodaje Gilliam aparece como el genio que es con anotaciones, comentarios y una despreocupación a la altura de los grandes soñadores.
Por eso Terry Gilliam no necesita adaptar El Quijote porque ya lo ha hecho, sin querer y en un documental en el que él mismo es reflejado como el verdadero Don Quijote, como el soñador que se estrella contra la realidad y fracasa, pero cuya ensoñación es su razón de ser
De verdad que no necesita volver de nuevo al proyecto, aunque tenga buena pinta, el documental es insuperable
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