Como a todos los demás, España dejó en la estacada a sus antiguas colonias. No quisimos saber nada de ellas, pero toda nuestra solidaridad, nuestra ayuda al desarrollo y nuestra alianza de civilizaciones nos la podríamos ahorrar si hicieramos algo por el progreso de nuestras ex colonias.
De Marruecos se puede hablar largo y tendido. Deberíamos preguntar a los saharauis qué opinión merece nuestro abandono. Su suerte, nuestra desidia.
Hoy y por razones de aniversario toca Guinea. Otro desastre unido a la maldición del oro negro. Es mejor mirar a otra parte no profundizar en nuestros errores, centrarnos en planes bonitos que no llevan a ninguna parte. Centrarnos en nuevos errores a cometer antes de arreglar los antiguos.
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